
By Laetitia GILLARD
Hoy en día, el fútbol es cada vez menos un deporte reservado a los hombres, gracias sobre todo a la cobertura mediática de la selección femenina francesa y del Olympique Lyonnais. Pero si las reglas son las mismas para hombres y mujeres, el hecho es que las morfologías no reaccionan de la misma manera ante los impactos y las caídas. A continuación se presenta un breve resumen de las cinco lesiones más comunes en el fútbol femenino, para ayudarle a entender la naturaleza y el origen de estas lesiones.
1- Esguinces de tobillo: la lesión más común entre los jugadores.
El pase, la carrera, la aceleración, el juego de pies… Los miembros inferiores son lógicamente los más afectados en el fútbol, porque son los más utilizados. Los esguinces de tobillo son la lesión más común que sufren las futbolistas, y la que más tiempo hace perder durante el partido.
Si el terreno de juego es inestable o presenta desniveles, los riesgos se multiplican obviamente. Pero los esguinces también suelen producirse tras un salto o una entrada. Es interesante observar que, en el fútbol femenino, el placaje causa lesiones tanto al placado como al placador, mientras que es más probable que la lesión se produzca en la jugadora placada que en el jugador.
Se ha observado que las mujeres, que generalmente tienen una mayor laxitud y flexibilidad de los ligamentos, sufren esta lesión con mayor frecuencia.
Un esguince mal tratado conlleva un alto riesgo de recidiva. Una rehabilitación adecuada puede evitar este inconveniente, así como la autoeducación basada en posturas de equilibrio sobre una pierna en particular. Además, el uso de tobilleras semirrígidas u ortesis con neumático es especialmente eficaz para prevenir un nuevo esguince.
2- Rotura del LCA: una de las lesiones más recurrentes en el fútbol femenino.
Las lesiones de rodilla son de 5 a 10 veces más frecuentes en las jugadoras, y más concretamente las lesiones del ligamento cruzado anterior (LCA). El placaje es responsable en el 50% de los casos, pero la ausencia de contacto no evita la rotura: paradas bruscas, saltos y rotaciones, movimientos en falso… Todas estas situaciones amenazan las rodillas. Se investiga regularmente para identificar mejor las causas y saber cómo prevenirlas mediante programas adaptados.
Las mujeres tienen predisposiciones anatómicas que explican su vulnerabilidad a este fenómeno de lesiones. Su pelvis más ancha y su muesca intercondilar más estrecha generarían una angulación y una distribución de fuerzas en la rodilla diferentes a las de los hombres.
La ligamentoplastia es la operación para reparar el ligamento cruzado. Sin esta cirugía, volver a practicar un deporte de alto impacto como el fútbol será arriesgado.
3- Conmoción cerebral: un riesgo tan alto como el de los jugadores.
Según los estudios realizados, es sorprendente observar que las conmociones cerebrales son tan frecuentes en el fútbol femenino como en el masculino. Las conmociones cerebrales se producen cuando el cerebro es sacudido o golpeado contra el cráneo.
En el terreno de juego, esto puede ocurrir en una colisión entre dos futbolistas, o en una caída, por ejemplo. Se trata de lesiones cerebrales graves que pueden tener consecuencias a largo plazo. Por lo tanto, es una de las lesiones en el fútbol femenino que realmente hay que vigilar.
El volumen del cráneo en las mujeres es menor que en los hombres, y los músculos del cuello y los hombros suelen estar menos tonificados. Es necesario que la jugadora sea consciente del riesgo y permanezca atenta a sus movimientos y colocaciones, especialmente cuando cabecea o salta para atrapar el balón. Hay que aprender buenos reflejos, como meter la barbilla o doblar el cuello en caso de caída para protegerse del latigazo cervical. También existe la posibilidad de llevar un protector de cabeza para mayor seguridad, que reduce el riesgo de traumatismo craneal en un 84%.
4- Desgarros del cuádriceps y de los isquiotibiales: las futbolistas preocupadas.
Los desgarros de isquiotibiales y cuádriceps se producen sobre todo cuando el jugador resbala con el balón o choca con otro jugador desde abajo. Un desgarro se produce cuando las fibras musculares se dañan y se rompen, provocando un dolor y una hinchazón repentinos, o una fuerte contracción del músculo.
Si el desgarro muscular es muy pronunciado, el músculo puede romperse y ser muy doloroso. Antes de jugar, es esencial que las futbolistas calienten para preparar sus músculos para la acción. Después de un partido, los estiramientos y el descanso son esenciales para evitar que estos músculos se desgarren y para que se recuperen adecuadamente.
Beber bien y llevar una dieta adecuada también mantendrá la calidad de las fibras musculares. Además, para fortalecerlas, se pueden trabajar ejercicios específicos, como el equilibrio sobre una pierna o las sentadillas y las estocadas, por ejemplo.
5- Fracturas por fatiga: una predisposición entre las mujeres deportistas
El deporte es fundamental para la salud, independientemente de la edad. Sin embargo, si se supera un umbral de actividad, el riesgo de fractura por fatiga aumenta considerablemente, sobre todo a partir de los veinte años. Las mujeres son más propensas a sufrir esta lesión, y son principalmente los miembros inferiores los que se ven afectados (tibia, metatarsos, pelvis, fémur).
Hay muchas causas, pero aquí hay algunos ejemplos:
un trastorno metabólico ;
el sobreentrenamiento o, por el contrario, la falta de formación adecuada;
la falta de capacidad de resistencia;
un cambio repentino de nivel (cambio de club o de categoría);
una dieta mal pensada;
una recuperación demasiado rápida tras una lesión que no se ha curado correctamente;
razones hormonales (estado post-parto, periodo de lactancia, mitad o final del ciclo menstrual).
Así pues, además del tratamiento médico o incluso quirúrgico destinado a curar la fractura por fatiga en el fútbol femenino, será necesario el reposo y la aplicación de una estrategia nutricional y hormonal adecuada para evitar una recaída.
El entusiasmo que rodea la práctica de un deporte de equipo no debe hacernos olvidar los riesgos que conlleva. Un jugador bien informado y apoyado sufrirá menos lesiones y tendrá más posibilidades de seguir progresando. Tocar el balón también significa ser consciente de las lesiones en el fútbol femenino. Con la formación adecuada y el equipo correcto, tanto en lo que respecta a la ropa como al estado del campo, ganarás en confianza y seguridad. Y es vital recordar que la práctica del fútbol, como cualquier otro deporte, tiene enormes beneficios para la salud. Ahora que están bien informados, ¡vamos a los tacos, señoras y señores!
Fuentes:

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